Working Papers

Elections and the Origins of an Argentine Democratic Tradition, 1810–1880

Author
Eduardo Zimmermann
Abstract

Abstract

The present paper addresses several issues raised by the evolution of the electoral institutions and practices developed in nineteenth-century Argentina, and the role they played in the country’s further political development. On the basis of the pioneering works of a new political history, two features of that historical process are considered in particular: first, an early consolidation of democratic principles born out of a widely shared perception of egalitarian social conditions prevalent in the River Plate provinces; second, the development of political and electoral practices that over time were to militate against the establishment of “classical” institutions of political representation. Many of the features of nineteenth-century Argentine electoral life, which would shape a particular democratic culture in the twentieth century, are thus seen as the result of a particular historical combination of early egalitarian politics with weak institutions rather than as a reflection of a strategy of exclusion and control by ruling elites or some vague “antidemocratic” cultural legacy.

Resumen

El presente trabajo enfoca varias cuestiones surgidas de la evolución de las instituciones y prácticas electorales desarrolladas en la Argentina del siglo diecinueve, y el papel que las mismas jugaron en el posterior desarrollo político del país. Sobre la base de trabajos pioneros de una nueva historia política, se consideran en particular dos características de ese proceso histórico: primero, la temprana consolidación de principios democráticos nacidos de una extendida percepción de las condiciones sociales igualitarias prevalecientes en el Río de la Plata; segundo, el desarrollo de prácticas políticas electorales que a lo largo del tiempo obstaculizarían el establecimiento de instituciones “clásicas” de la representación política. Varios de los rasgos de la vida electoral en la Argentina del siglo diecinueve, que configurarían una particular cultura democrática en el siglo veinte, son en consecuencia vistos como el resultado de una particular combinación histórica de una vida política tempranamente igualitaria con instituciones débiles, más que como el reflejo de una estrategia de control y exclusión por las elites gobernantes, o como un ambiguo legado cultural “antidemocrático”.