"Presidentialism, Multiparty Systems, and Democracy: The Difficult Equation"
Abstract
This paper argues that the combination of a multiparty system and a presidential system is inimical to stable democracy. The paper presents empirical evidence that shows that few (4 of 25) stable democracies have presidential systems. Several features of presidential systems contribute to explaining why so few have become stable democracies; this paper focuses particularly on the possibility that presidential systems are more prone to immobilism, weak executive power, and destabilizing executive/legislative conflict than parliamentary systems. The paper then shows that among all of the cases (past or present) of stable presidential democracy, only one-the Chilean-had a multiparty system. In presidential democracies, two-party systems are more capable of avoiding immobilism and intense legislative/executive conflict because they facilitate the formation of a government with a majority (or close to it) in congress, and also because ideological polarization is less likely with only two parties.
Resumen
Este trabajo argumenta que la combinación de un sistema de partidos multipartidario y un sistema presidencialista es adversa a la democracia estable. El trabajo presenta evidencia empírica que muestra que pocas democracias estables (4 de 25) tienen sistemas presidencialistas. Varias características del presidencialismo contribuyen a explicar por qué tales democracias no suelen ser estables; este trabajo se concentra particularmente en la posibilidad de que los sistemas presidencialistas están más propensos al inmovilismo, a un poder ejecutivo débil, y a un conflicto desestabilizador entre los poderes ejecutivo y legislativo que los sistemas parlamentaristas. Entre todos los casos (pasados o presentes) de democracias presidencialistas estables, solamente uno-el de Chile-tuvo un sistema multipartidario. En las democracias presidencialistas, los sistemas de dos partidos tienen más capacidad para evitar el inmovilismo y el intenso conflicto entre los poderes legislativo y ejecutivo porque ellos facilitan la formación de un gobierno con una mayoría (o casi una mayoría) en el congreso, y también porque la polarización ideológica es menos probable con sólo dos partidos.