Working Papers

"Tasks and Methods in Development Ethics"

Author
Denis Goulet
Abstract

Abstract
Growth paradigms of development are now widely criticized as anti-developmental because they bring benefits to few while keeping the masses poor, and destroy valuable cultures. Some critics repudiate development altogether. Most international institutions and national planning agencies still follow old models, however, although they modify them under the rubric of "structural adjustment." Yet a new model is in gestation, which raises basic value questions about the good life, the just society, and the right stance toward nature. Modern conditions, characterized by large scale, complex interdependencies among all social systems, and the extreme rapidity of change, render ancient answers to these normative questions obsolete. The ancient answers were framed in static environments marked by slow change, high degrees of isolation of one system from another, and small scale. Clearly, what is now needed to create a modern development ethic is critical dialogue between ancient wisdoms and modern sciences. In the past, ethics has not successfully answered normative questions posed by economics. A new approach is needed: an ethic as "means of the means," that is, a strategy in which ethics formulates its norms from within the constraints faced by those who wield economic policy instruments. Ethics is to lay bare value gains and losses attendant upon diverse policy choices, and establish criteria for determining which value sacrifices an affected population will tolerate. Four areas of ethical discourse are analyzed to show where ethics may engage politics, economics, and other technological rationalities to forge working strategies for problem-solving. The tasks of ethics are to devise value strategies in development, and to keep hope alive in a world where rational calculations of probable developmental success would lead to despair.

Resumen

Los paradigmas de crecimiento en la teoría del desarrollo son ahora ampliamente criticados como anti-desarrollistas a causa de conllevar beneficios a unos pocos mientras dejan a las masas probres, y destruyen culturas valiosas. Algunos críticos repudian totalmente el desarrollo. La mayoria de las instituciones internacionales y de las agencias de planeación nacional todavía siguen viejos modelos, aunque sin embargo los han modificado etiquetándolos como "ajuste estructural." Con todo, un nuevo modelo está en gestación, cuestionando los valores básicos acerca de la calidad de la vida, la sociedad justa y la postura apropiada respecto la naturaleza. Dándose condiciones modernas, las viejas soluciones ya no sirven, son obsoletas a tales cuestiones normativas, de ahí la necesidad de una ética moderna del desarrollo y por lo tanto la necesidad de un diálogo entre viejas sabidurias y ciencias modernas. En el pasado, la ética no ha sabido responder a cuestiones normativas planteadas por la economía. Se requiere un nuevo enfoque: una ética como "medio de los medios," esto es, como estrategia para entrar dentro de los límites y dinamismos propios a los instrumentos de política económica. La ética deberá encargarse en poner de manifiesto ganancias y pérdidas de valores derivadas de cada opción política escogida, y establecer los critérios para determinar qué sacrificios de dichos valores tolerará una población afectada. Se analizan cuatro campos de discurso ético para mostrar dónde la ética podría tomar parte en política, economía y otras racionalidades tecnológicas para forjar estrategias de trabajo en la solución de problemas. Las tareas de la ética son idear estrategias de valor en la teoría del desarrollo, y mantener la esperanza viva en un mundo dónde los cálculos racionales de un probable éxito en el desarrollo llevarían a la desesperanza.