Great Expectations: Mexican Democracy and Its Discontents
Abstract
There is no doubt that democracy in Mexico has fallen short of expectations: it has not generated more social and economic equality; few people feel now that their participation in politics is more effective than before; the elected government often fails to respond to citizens’ demands; and some parts of the country now seem to be under the control of violent drug cartels. These failings certainly fuel the discontent of citizens with their democratic regime. Yet my aim is to focus on other sources, less apparent, of intense political dissatisfaction. Mexicans are not satisfied with their democratic government not only because it has failed to provide them with the social goods that are usually expected, realistically or unrealistically, from democracy. They are also unhappy with the perceived gap between their idealized concept of democracy and the workings of the existing democratic institutions. I will argue that to some extent an ahistorical, peculiar image of democracy has been constructed. My basic claim is that the critical standard of democracy held by Mexicans is flawed. This ideological misconception, I will try to demonstrate, has had pernicious effects, because it has fed unreasonable expectations and has blinded Mexicans to feasible reforms. I analyze specifically the role played by the pursuit of equity (equidad) and the ban on negative campaigning.
Resumen
No hay duda de que la democracia en México no ha producido los resultados esperados. No ha creado una mayor igualdad social o económica. Pocas personas creen que su participación en la política es ahora más efectiva que antes. Los gobiernos electos a menudo no responden a las exigencias de los ciudadanos y algunas regiones del país parecen estar bajo el control de violentos grupos criminales. Estos fracasos ciertamente abonan al descontento de los ciudadanos con su democracia. Sin embargo, mi propósito aquí es concentrarme en otros motivos, menos aparentes, del intenso malestar político. Los mexicanos están insatisfechos con su gobierno democrático no sólo porque no les ha provisto de los bienes sociales que, de manera realista o no, se esperan normalmente de la democracia. También se encuentran molestos por lo que perciben como una brecha entre su concepción idealizada de la democracia y la forma en que realmente funcionan las instituciones democráticas existentes. Arguyo que hasta cierto punto se ha construido una peculiar imagen ahistórica de la democracia. Mi principal argumento es que el parámetro crítico de la democracia que los mexicanos construyeron es defectuoso. Intentaré demostrar que este concepto erróneo ha tenido efectos perniciosos pues ha alentado expectativas no razonables y ha cegado a los mexicanos a reformas posibles. Analizo específicamente el papel desempeñado por la búsqueda de la equidad y la prohibición de las campañas negativas.